Homenaje a las Ponquecitas

Ponquecita de Richmond, Richmond, IN, E.E.U.U. (Foto de Adriana Cabrera Velásquez)


La Ponquecita, también llamada en el mercado Bicicleta Doméstica, bicicleta urbana o bicicleta utilitaria, es como le llamamos en mi entorno a aquella bicicleta diseñada para el transporte práctico, generalmente de recorridos cortos y con poco nivel de exigencia.

Cuando uno es ciclomontañista y tiene un bicicleta especializada para recorridos técnicos por terrenos destapados y con frecuencia agrestes, todos quisiéramos tener en nuestra casa una ponquecita para salir por el pan,  pagar los servicios, ir al banco o hacer diligencias varias sin tener que ponernos zapatillas y uniforme de ciclismo.

Últimamente dentro de la gama de bicicletas domésticas se han puesto muy de moda las bicicletas "vintage" o "retro," que son ciclas de una sola velocidad con diseños que recuerdan las ciclas de los años 40 y 50, y que la gente usa más por chicanear que por su poder o eficiencia. 

El costo de una de estas bicicletas puede oscilar entre unos trecientos cincuenta a cuatrocientos mil pesos colombianos, lo cual también la hace poco deseable para los rateros, que seguramente no sacarían tanto provecho monetario al robarse una de estas como si lo hacen al robarse una bici especializada que no baja del millón y medio de pesos.

En las últimas dos semanas que estuve fuera de mi casa en una conferencia, solicité a los organizadores si era posible que me consiguieran una bicicleta para poder seguir montando durante mi viaje. Cuando llegué al lugar del evento, efectivamente me tenían una bici. 

Yo no esperaba por supuesto que me llegaran con una cicla de montaña con frenos de disco, suspensión, cambios de gama alta y demás, pero no me imaginé que me llegaran con una ponquecita. Ésta no era de esas que ahora venden inspirada en los años 50 pero construida en el 2017, sino una de las de verdá verdá de los años 50, mejor dicho, una reliquia.

Mi ponquecita venía con tres cambios de palanca pero un sólo plato adelante y un sólo piñón atrás, y no, no me equivoco: ¡Todavía hoy me pregunto cómo funciona esa cosa! Contaba además con parrilla atrás, salpicaderos y cubrecadenas metálicos, pata de cabra al eje de la rueda trasera, frenos Cáliper (también llamados frenos de aro) y sillín con muelles.

Un amigo ciclomontañista del área, que anda desde hace rato asombrado con mis fotos ciclísticas del face, al saber que tenía bicicleta me invitó a salir a rodar el fin de semana. Como podrán imaginar mi ponquecita no estaba preparada para esos trotes, y me reclamó por el abuso todo el tiempo. Aun así, mi amigo al final quedó sorprendido de que yo le hubiera seguido el paso, aun cuando él tenía una Salsa Vaya de diez velocidades y yo mi reliquia de los cincuenta.

Cuando me preguntó cómo había hecho para subir tanta loma con esa bicicleta le contesté: "Primero, para mi contexto lo que acabamos de hacer es un recorrido plano. Segundo, subí pensando en los campesinos de mi entorno, que suben altas montañas con su familia a cuestas en la misma bicicleta, o cargan bultos de papa de su casa al mercado en bicis super pesadas con cero tecnología. Cuando pienso en ellos no tengo derecho a quejarme de mi ponquecita."

La bici se portó como una gran señora de mucha dignidad, y me llevó a donde quise y como quise agregando felicidad a mi viaje. Ya quisiéramos nosotros hoy tener su estado físico y fiel perseverancia. Ella, que rueda sin afanes por el mundo desde las era de Marilyn Monroe.

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