Ese Lugar de Ensueño

Correcaminos en el Espartal (Foto de William Avendaño)


Una de las partes más importantes de la vida de los ciclistas recreativos es el compartir las experiencias vividas después de una rodada. No importa si la salida es corta o larga, si es una travesía organizada o una salida semanal de rutina. 

Las salidas en bicicleta siempre nos reciben con vivencias y desafíos nuevos. Parte del por qué el ciclismo nos regala tantas amistades es porque nos da la oportunidad de compartir esas experiencias con nuestros compañeros y crea la necesidad de procesar con ellos las enseñanzas adquiridas en cada aventura. Este compartir afianza y profundiza nuestro sentido de pertenencia, nuestra preocupación por le bienestar del otro, y nuestro sentido de la solidaridad. Es con el compartir de experiencias que hacemos amigos cada vez más profundos.

En mi experiencia, si después de una rodada no existe un espacio donde poderse sentar tranquilamente a verbalizar vivencias, se pierde una gran parte de lo vivido. Puede que compartamos tiempo y espacio, pero cada uno de nosotros es un ser único que siente y encarna la vida de diferente manera. Así, en una travesía ciclística en la que como grupo hayamos presenciado la caída de un compañero, el ciclista caído tiene una perspectiva distinta al compañero que lo seguía, a los que venían más atrás o más adelante, a los que vieron el percance desde la orilla, o los que se enteraron de ello al otro día. El evento es el mismo, pero la vivencia es distinta.

En la actualidad nos sentamos en una casita veredal a compartir mientras nos traen un queso con bocadillo, o en una tienda donde nos traen un tinto o aromática, empanada, o arepa con chorizo.

Pero, ¿Cómo sería el para cada uno de ustedes ese lugar de ensueño donde poder compartir sus experiencias con otros ciclistas? ¿Ese lugar donde la conversación sea más importante que el número de cervezas consumidas? ¿Ese espacio donde la amistad sea más importante que el tipo de casco, uniforme, o bicicleta que usemos? ¿Ese lugar donde no existan reproches? ¿Dónde podamos ser nosotros mismos? ¿Ese lugar en donde alguien esté siempre presto a darnos la bienvenida?

Si ustedes tuvieran una varita mágica para crear ese santuario para ciclistas, ¿Cómo sería?


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