Las Bicis y los Perros

Paco


Ayer se murió mi perro Paco de un ataque al corazón. Estábamos entrando de hacer diligencias en el carro y salió a saludar y de un momento a otro se desplomó y se murió. Así no más. Sin dar tiempo de nada.

Paco era uno de nuestros criollos, pues en mi casa no creemos en comprar animales y por el contrario sí creemos en compartir nuestros recursos para darles a los que están abandonados una vida más digna a cambio de un sinnúmero de alegrías.

A diferencia de los demás animales de nuestra familia, que llegaron por iniciativa nuestra, Paco llegó porque nos escogió. Cuando lo hizo estaba flaco, apaleado y lleno de lombrices, pero con la inteligencia intacta. Un mensaje Divino le dijo que esta casa lo acogería para proporcionarle cinco años de vida como se lo merecía, y así pues, sin pedir permiso se fue quedando hasta que no tuvimos más remedio que darle comida y un buen nombre.

Sin pedir permiso también se fue ayer, quizás por otro mandato del más allá que dictaminó que ya había cumplido su tarea.

Una de las circunstancias con las que generalmente los ciclistas tenemos que lidiar es el encuentro con los perros en el camino. Acá en Paipa hay una manada que habita en el malecón del Lago Sochagota y que tiene un estado físico que cualquiera de nosotros envidiaría. 

Todas las mañanas el grupo de cuatro o cinco perros espera que pasen los ciclistas para galopar a su lado. Ellos nos han acompañado hasta Toca, en un recorrido de más de 60 kilómetros sin nada más que el agua en nuestras caramañolas que les queramos compartir. 

Esos mismos a veces nos han metido en problemas, pues les gusta corretear a las gallinas y morder el ganado que se topan en las veredas. Ya varias veces nos ha tocado bajarnos de la bici a defender las vacas, y también a defender a los perros cuando sale el dueño de las vacas a darles palo. 

También nos encontramos perritos amistosos en las tiendas donde solemos parar por un refrigerio. Esos también nos esperan pero para ponernos cara de ternero degollado y conseguir que les compartamos barra de cereales o galletas. Son dinámicas que hacen parte del paisaje y que le agregan emoción a la rodada.

Hoy a mi paisaje le falta un pedazo. Hasta mis perras cuidan el espacio que dejó Paco al alinearse esperando su comida.

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